LA PRIMA VERA

Estamos ya bien entrados en esta estación de la que tanto se ha hablado, escrito, pintado y filmado a lo largo de la historia. Me pregunto si existirá alguna estadística sobre que estación del año ha sido más aludida. No sería extraño, hay estudios para todo hoy en día, y éste sería bastante curioso. Por cierto, el título de la entrada viene de una historieta de los geniales Zipi y Zape. En ella el padre de las criaturas les dice que va a llegar la primavera, y ellos esperan, entre travesura y travesura, a la que creen que será su prima Vera, para al final descubrir con sorpresa que se trata de la estación del año que ahora disfrutamos. La primavera tenía muy buena fama hace años, cuando todo parecía más sencillo de lo que era en realidad. 
La estación de los enamorados, de mayo florido y hermoso, cuando llevábamos flores a María y pasábamos de los leotardos a los calcetines largos. Los días se hacían más y más largos junto a las horas de juego. Aquellos días largos han continuado, y supongo que también mayo sigue estando florido y hermoso, aunque tenga menos espacio para desbordar su vegetación. Pero, desde hace unos años a esta parte, la primavera está siendo bastante cuestionada, casi denostada. Y es que esta época que antes se nos decía "que la sangre altera", con un sentido natural y hasta positivo, ahora resulta que aumenta nuestra ansiedad a la par que nuestra depresión y produce un trauma terrible en los seres humanos, pues los demás son naturalmente felices con este cambio de tiempo, llegando los mencionados racionales a causar bajas laborales y a producir, por tanto, más estudios sobre el tema, sobre todo entre personas en edad de trabajar, porque en los otros estados estas cosas pasan a un plano secundario. Aunque resulta un poco neurótico que la primavera altere la sangre a la vez que produce astenia. Bella palabra, por cierto. Parece también que cada primavera hace más frío o más calor que la del año anterior, o llueve más o llueve menos, según el día, porque "claro, con el cambio climático...", que la verdad es que se ha convertido ya en un comodín, lo cual es muy triste porque a los comodines todo el mundo se acostumbra, sustituyendo al clásico "parece que va a llover...". Y volviendo a los típicos tópicos de la primavera, la verdad es que estuve algunos años atrapada en ese "sueño de la razón" que me hacía temer sus perniciosos efectos, esa estación terrible que me iba a desquiciar con sus caprichos, pero de pronto he vuelto a verla con los ojos del asombro adormilado que debe producir la salida de la hibernación y la he redescubierto como la fresca antesala de mi imprescindible verano, guardando la ropa gruesa y agobiante del invierno para sacar la alegría de las cajas. Y me encanta ver como el sol está más horas conmigo haciéndolo todo más claro. Bienvenida sea la primavera, con sangre alterada, viento caprichoso, lluvias mil o gotas que valen por mil. Yo, por mi parte, he aprendido a reconciliaciarme con ella.