¿CÓMO DECIRTE QUE LLUEVE DE NOCHE?

Después de tantos meses, hoy he decidido volver a abrir la puerta de atrás. La dejé cerrada, sin llave, por supuesto, para dejar pasar a quien deseara entrar mientras yo intentaba organizarme. Han pasado muchas cosas durante este tiempo; acontecimientos entrañables, algunos momentos no tan buenos, como nos pasa a todos en estos tiempos difíciles, y también uno de los peores de mi vida, tal vez el que me ha hecho regresar. La organización que esperaba, desde luego, sigue sin llegar, por lo que he decidido no esperarla ni forzarla y ... aquí estoy de nuevo.
Y para esta vuelta he querido escribir sobre uno de los asuntos que me alejaron de aquí por falta de tiempo, la publicación de mi poemario ¿Cómo decirte que llueve de noche?, en mayo de 2011, hace ya dos años. Tempus fugit amigos. Siento que en este retorno era el momento de hablar de él. Para darlo a conocer, sobre todo y por supuesto, a quien no lo haya leído. Y porque creo que, aunque todo parece indicar lo contrario, estos momentos que estamos viviendo y seguramente harán historia pueden ser propicios para leer poesía. Creo que merece la pena, porque este género nos puede ayudar a encontrar la humanidad y la sensibilidad que buscamos en días duros como los presentes. Y a la vez olvidarnos por un momento de ellos o asumirlos, pero con esperanza. Como decía una pancarta de la editorial Torremozas, a quien agradezco de paso que confiara en mí para publicar el poemario, en la Feria del Libro de Madrid de este año, "no hay problemas, hay poemas".
También quiero, porque más vale tarde que nunca, agradeceros a los que vinisteis a ver la presentación del poemario en su momento y a los que no pudisteis pero estabais allí de corazón, lo sé. A los que lo habéis comprado, aunque sólo sea porque me queréis. Y a los que os molestasteis en leerlo cuando tenía dudas sobre si enviarlo a las editoriales y me disteis ánimos para que lo hiciera, porque eso vale mucho. Sobre todo a alguien que sabe darme la confianza necesaria y el último impulso para creer en mis escritos. Gracias, muchas gracias por estar ahí siempre.

Como dije en su día en la presentación, se trata de mi primera obra literaria publicada, y se la dediqué a mis padres, porque creo que son los primeros en este mundo que merecen mi homenaje, mi agradecimiento por traerme desinteresadamente a este mundo y por darlo todo por mí sin pensarlo.  

La verdad es que para una autora, o un autor, es difícil hablar sobre lo que escribe uno mismo, y más todavía escribir sobre lo que escribe uno mismo. Siempre preferimos que lo hagan los demás, por pudor, por miedo a no ser objetivos, por falsa modestia también, desde luego... Y seguro que por más motivos. Porque además, una vez acabada, parece que adquiera vida propia y se independice, y porque si la relees mucho te asalta una gran tentación de volverla a cambiar. Otra causa de la extrañeza es la de sentir que estás vaciando un poco de dentro de ti en público.

Y la poesía, aunque no lo parezca, es un género difícil de escribir; a veces también de leer, poco comercial y con falta de atractivo para muchos. Esto se acentúa de forma especial en la poesía lírica, que es el estilo que aparece en ¿Cómo decirte que llueve de noche?, sin la capacidad de enganche que pueda tener, por ejemplo, una novela de intriga, o incluso un poema épico, donde se nos narran las hazañas de algún antiguo héroe. Siguen siendo, como decía aquel, “malos tiempos para la lírica”. Y no nos damos cuenta de que nos rodea por todas partes, de que no está sólo en las palabras, no está sólo en las cosas bellas entre comillas. Podemos encontrar la poesía en la sonrisa de una vieja fotografía o en el reflejo del sol en una vieja lata. Las palabras sólo sirven para expresarla. A Jorge Luís Borges le preguntaron una vez: “¿Para qué sirve la poesía? Y él respondió: “¿Y para qué sirven los amaneceres?”. Creo que lo dejó muy claro.

Además de ser poesía lírica, los versos de ¿Cómo decirte que llueve de noche? son libres; es decir, no riman, de ninguna forma. Esto por una parte nos deja la libertad de no sentirnos atados a una palabra para que pueda concordar con otra, pero aumenta el trabajo de conseguir el ritmo que facilita la rima. En este caso, lo que si tienen los versos es una estructura en la que las palabras están intencionadamente encadenadas o colocadas respecto a las que están a su alrededor; incluso, a veces, hasta desintegradas para alcanzar el sentido deseado. Todo esto supone un gran trabajo de depuración y de corrección. Es por eso que, en este tipo de poesía, si no te obligas a parar, nunca acabarías de corregir.

¿Cómo decirte que llueve de noche? es un conjunto de poemas que nació hace ya años, con los mismos poemas que ahora se han publicado, pero más primitivos, desnudos todavía, hasta que adquirieron la forma final que ahora podéis leer, fruto de años de irlos arropando. Y nació inspirada por las vivencias de un momento determinado. La  poesía lírica, la que expresa emociones, no es fácil de forzar, surge cuando necesita hacerlo.

En cuanto a las influencias literarias que puedan aparecer en el poemario, me resulta difícil cribarlas, y más en la distancia. Creo que es una poesía muy personal y particular, pero, desde luego, sí puedo decir que autores me han marcado con su poesía, que, por cierto no guardan ninguna línea entre ellos, pues van desde Bécquer a Bukowsky, pasando, y nombrando sólo a algunos, por Lord Byron, Espronceda, Lorca, Miguel Hernández, Gil de Biedma, Antonio Machado, Fray Luís de León, Quevedo, Shakespeare, Tolkien, Baudelaire, Poe, Walt Whitman o Apollinaire. Y, en la época en la que los escribí, recuerdo estar totalmente fascinada por dos grandes poemas: “La casa encendida” de Luís Rosales y el “Poema nº 20” de Neruda, aquel de “Puedo escribir los versos más tristes esta noche…”. También andaba husmeando por aquel entonces en movimientos como el surrealismo, el dadaísmo, o el pop-art de Andy Warhol. Y seguramente aparecerán trazos de todo esto en el poemario.

Los poemas de ¿Cómo decirte que llueve de noche?, excepto el primero, que hace de puerta hacia la aventura que narra el resto, son poemas nocturnos, urbanos, arriesgados, bastante desgarrados la mayoría, pero con muchos toques de ternura. Y también hay serenidad dentro de la desesperación, asunción de la realidad. Y optimismo, si sabes encontrarlo. Son poemas que nacieron jóvenes, pero que a la vez parece que soportan todo el peso del tiempo. Si alguien que esté leyendo esto escribe, sabrá que obras como ésta, y no necesaria ni solamente del género de la poesía, surgen en momentos intensos, difíciles a veces, incluso duros, que son como un alivio del alma que se derrama en el papel. Es difícil no poner parte de nosotros en este tipo de poesía.

Este poemario, además, forma un conjunto muy coherente. El primero de sus poemas, aunque parezca un poco contradictorio, muy en mi línea para los que ya me conocéis, se llama “Final”. Esto tiene su sentido, porque la obra comienza con el fin de una etapa y el principio de otra. Y el último de los poemas acaba sin querer acabar, pero haciéndolo. Hay como una clarividencia desde el principio, donde dentro de la alegría y la exaltación, que se dejan ver, y más de lo que aparentan, hay pena por lo que va a suceder. El futuro está rondando siempre por el presente. Lo entenderéis cuando lo leáis, porque es como un círculo de principios y finales en el que el desenlace definitivo llega sin hacer ruido. Es una obra basada en sensaciones, en imágenes, en símbolos, en sugerencias, en equívocos, en juegos de palabras, en la que, como decía antes, es importante el lugar en donde aparecen las palabras, la conexión visual y semántica de uno o varios versos con los demás. Y estos son, por encima de todo, profundamente humanos, en todo el sentido de la palabra. Podéis descubrir muchas cosas leyéndolo, incluso encontrar un sentido totalmente diferente al que se ve a simple vista.

Aquí os muestro algunos de los poemas que lo forman para acercaros un poco más a él. Primero uno de los más intensos, y también de los más representativos del poemario:

 POLVO

Será como cuando aparto, inerte, la luz de mi habitación.
Será de noche, mas cualquier lugar, no importa,
            rodeados de helechos.

Tal vez no encuentre noche,
            y en su defecto, pálida la acera, recurriré a tus desdichas,
que no fueron tales.
Más amargo es lo luego.

Será después de muchos años cuando recuerdes,
            sólo cuando ya no quede ni polvo,
            o no tanto, que dejar morir.

Y apoyado sobre una silla,
            recogiendo el brillo de lo que aún puedas,
me preguntarás por qué impregnándote de un gemido imprevisto que yo conoceré,
            llorando preguntas que en ningún momento quise o quisiste formular.

Será como siempre, tal y como te aconsejaban,
            como tú reías, como yo reía de aquello tan lejano,
cruzando los brazos ante una mesa nutrida de polvo,
sobre un cenicero abarrotado de carencias que nunca supimos llenar.

Será todo lo que no ha sido, lo que no he podido ser,
            lo que no has podido ser,
            lo que siempre se quema,
una interminable barra de bar que nos desune,
una esquina que no conoce varón ni farola,
un dulce después que siempre esperará tras la puerta,
            como buscando la llave que nunca usará.

El siguiente es el que dio título al poemario, pues surgió de uno de sus versos. Lo elegí al azar, y resultó perfecto, por eso creo poco en el azar. Quizás este verso se eligió a sí mismo.



TODAVÍA


Has manchado mis dientes de ira y todavía sonríes,
            y también yo sonrío cuando debería dolerme de ti,
            cuando sólo pienso en romperme,
            en romperte de mí,
y en caerme contigo hasta el fondo de un hueco sin luz.

            ¿Cómo decirte que llueve de noche?
            ¿Cómo insinuarte que mi mano gime cuando tú te has ido?

Mientras tanto sigo manchándome de indiferencia
            y sigo eligiendo la duda,
            sigo comiendo y bebiendo a horas fijas,
            esperando un minuto de ti sin pedirte tu tiempo,
conversando con papeles y rodeada de muertos felices que jamás seremos.

Y siento más a minutos
            no poder deslizarte mi vida ni que tú me lo exijas,
siento creer en errores olvidados que nunca admitimos,
            que tu visites mis ojos a veces porque es sólo así …
            … que sepamos demasiado,
que no podamos ser siempre y tal vez no seamos.

Pero, entretanto, sigue tomando mi mano cuando te mueras de vino
            y espérame si te lo pido.
Parece que nunca es de noche cuando no estás ahí.


Y, por último, uno de los que creo que guarda la esencia entera del poemario:


Siempre busqué esas rosas encendidas, mas ya no las quiero,
            ni el encuentro de aquella hora olvidada junto a un libro.
Prefiero el sonido de aquel grito de ayer,
            el batir de los dientes junto a la ventana cuando no hay frío adentro,

y apretar el suelo con la vista,
            con las manos deshaciéndose en miradas,
            en sonrisas de ojos entornados con fatiga,
            de rutina rasgada a pasos contados.

 Siempre hay lágrimas,
            y recodos escondidos donde velarlas,
mas yo quiero llorar inventándome tal vez en tus ojos,
            cortando escenas azules,
            envenenando recuerdos con gargantas, con oídos mudos.

Dejaré que esas rosas se extingan,
            que las manos que tuve retengan tus uñas.
Dejaré que estos lamentos llenen mis zapatos,
            y que un niño de leche me traiga tu voz,
que vague mi sueño a través de tus venas.

Penderé tu sonrisa en la luz de mi ventana,
            y me abriré en tus pasos quedamente.
Crujirán nuestros dientes buscando el camino,
            cruzando por muecas que sonarán falsas,
cuando tal vez sea eso lo único que nos quede
            mientras ahogamos un gemido de cerveza, de cansancio,
de rutina rasgada a bocados … a pasos contados.


Si alguien que todavía no lo haya leído está interesado en hacerlo puede encontrarlo por Internet en cualquier buscador, bien por el título o por la editorial, Ediciones TorremozasTambién podéis preguntarme a mí directamente. Quedo a vuestra disposición.

Y después de este regreso, espero poder dedicarle a partir de ahora más tiempo a la puerta de atrás, y seguir hablando sobre cine y literatura, porque ¿hay algo en el universo entero que no quepa dentro de estas dos palabras?